miércoles, 7 de diciembre de 2011

ECOS DE INVIERNO


Cap. 1 Nos vemos a las 11

       En una noche fría, un lobo joven caminaba en la calle. Tenia el pelaje gris platinado, el pelo largo que le cubría el fleco un ojo, se llamaba Sebastián y tenia 19 años.

Sebastián salía ese día de trabajar pero en esta ocasión se veía extraño su rostro mostraba tristeza y melancolía. Camino desde su trabajo hasta un puente, subió y observo la vista, suspiro muy fuerte y observo los carros. De sus ojos salieron lagrimas en ese instante y solo susurro “Adiós”, al hacerlo subió uno de sus pies al barandal del puente para después estar arriba y lanzarse  hacia los carros el quería matarse.

En ese momento la gente lo observo, algunos solo veían, otros mas gritaban del pánico y solo algunos pedían ayuda para evitar el trágico fin. Mientras tanto Sebastián jugaba en el barandal haciendo algunas maniobras, pararse en un pie y caminar de un extremo del puente al otro o hasta se paraba sobre sus manos; ya no tenia uso de razón actuaba inconscientemente. De repente se detuvo,  extendió sus brazos por completo y cerró sus ojos, estaba a punto del saltar.

Pero no pudo cumplir su cometido ya que 2 policías llegaron a tiempo y lo bajaron del puente Sebastián  puso resistencia e intento escapar de los policías pero no pudo .Debajo del puente había una ambulancia en donde metieron a Sebastián lo adormecieron y se lo llevaron.

Cuando reacciono se encontró en una habitación diferente a la suya, era totalmente gris y el solo llevaba puesto un pants y una sudadera. Al enterarse su papa de lo que intento hacer de inmediato lo interno en una clínica psiquiátrica ya que esta era la 3ra vez que intentaba quitarse la vida
-¡Sáquenme de aquí!, ¿Quién les dio autorización para que me metieran aquí?, Que alguien me saque de aquí- grito desesperadamente y al no oír una respuesta empezó a golpear las paredes y la puerta de la habitación.

En el instante un zorro gris alto de edad madura entro a la habitación de Sebastián y hablo con el.

- Hola Sebastián soy el Doctor Héctor Rodríguez soy el psiquiatra de esta clínica y seré tu doctor. Tu padre fue el que tomo la decisión de internarte aquí después de tu intento de suicidio

Sebastián – Que raro que se preocupe por alguien mas que no sea el aparte me odia porque no hago lo que el quiere y porque no soy el hijo que el esperaba que fuera.

Héctor – No creo que no se preocupe por ti, sino no te hubiera traído aquí para que te recuperaras ¿Por qué dices eso?


Sebastián – Desde hace 3 años el cambio mucho después de la muerte de mama, ella murió de cáncer y el se sintió prepotente de no poder hacer mucho por ella y esa prepotencia se convirtió en odio y coraje. En ese tiempo yo tocaba en una banda de rock y el no tenia ninguna objeción por que tocara, pero al el ya no le gustaba el decía que perdía el tiempo con esas tonterías y que hiciera algo productivo  y que el no aceptaría que su hijo fuera un vago y manchara el “honor de la familia”, no lo pensó 2 veces y decidió mandarme a la escuela militar aunque en ese tiempo no me opuse a la decisión pero a los 3 meses me arrepentí porque muchos me hicieron demasiadas bromas y me humillaron . Cuando le comente a papa sobre lo que me sucedía el solo dijo “Eres machito no, Defiéndete no seas niña” –

Héctor- ¿Y… después que sucedió?- le pregunto mirándolo a los ojos

Sebastián- En el ultimo año no soporte mas y m dirigí al baño en donde tome una navaja  e intente cortarme las venas, pero en el instante que lo haría un mapache rojo entro al baño, se llamaba Raúl y era d un año mas chico que yo, el me detuvo y trato de convencerme que era una mala idea. Desde ese día los dos nos llevamos muy bien y nos convertimos en mejores amigos, el fue el único amigo que tuve en ese tiempo y confié mucho en el.
Un día antes de salir de vacaciones el me cito en el lago que estaba detrás del colegio. Cuando llegue el estaba ahí se veía diferente y la luz de la luna se reflejaba en el lago, parecía sacado de algún libro de fantasía. Lo salude y empezamos a platicar pero en un instante el cambio su forma de hablarme y de me, ahí me confeso lo que sentía por mi y sin pensarlo el me beso.

Al principio me resistí pero muy dentro de mi sabia que eso me agradaba, cuando terminamos de besarnos le dije que el me llenaba de felicidad y que también me gustaba mucho pero lo que le dije al final lo conmovió “Ahora ya tengo un motivo por el cual vivir, gracias por hacer mas agradable este infierno” y ahí me di cuenta de que era diferente y que al fin me aceptaba – Al terminar de decir eso Sebastián suspiro fuerte y sonrió.